Las cosas han dado un giro de 180grados. El otro día decidiste llamarme y decirme que teníamos que hablar, mi cabeza comenzó a dar vueltas a todo, no sabía de que querías hablar, que  iba a ser lo que me ibas a decir, después de tantas cosas horribles que me has llegado a decir, cosas como que te arrepentías de haber estado conmigo, que era lo peor y son cosas que no me las podía sacar de la cabeza. Me pasé toda la noche sin poder dormir, dandole vueltas a todo lo ocurrido. Llegó el momento de ponernos hablar y tus palabras seguían sonando a indiferencia decidí marcharme porque mi corazón no aguantaba más, cada vez se rompía más y más. Llegué a casa y decidí estampar el móvil contra la pared e intentar pasar del tema, al rato me dí cuenta de que me estabas llamando otra vez cogí y respondí entre sollozos y dolor. Me dijiste que querías hablar calmadamente. Llegaste y me abrazaste fuertemente, ahí fue cuando mi corazón se dio por vencido y volvió a caer a tus pies. En el fondo eres lo que necesito, pero por otra parte me haces daño, mucho daño. Aun así te necesito, más de lo que puedes llegar a imaginar.